jueves, 4 de diciembre de 2008

Ciclo económico o depresión permanente


A finales de los 90 y a principios del milenio era un lugar común entre algunos de los economistas más de moda que el carácter cíclico de la economía capitalista había sido definitivamente superado y se había entrado en una fase de crecimiento infinito.

Pues bien, quizás tenían razón pero en el sentido contrario y hemos entrado en una fase del capitalismo en que se ha superado el carácter cíclico de las variables económicas para entrar en una fase de decrecimiento infinito.

Los economistas ya hablan de un lapso de dos años para "superar" la crisis. ¿En que basan sus argumentos?

¿Como va a reactivarse el consumo si las condiciones económicas no hacen más que empeorar, cada día hay mas parados y las finanzas públicas hacen agua por los cuatro costados?

¿Como se va a reactivar la inversión si el consumo no reacciona?

¿Qué significado tiene "tocar suelo"? ¿Existe un suelo? ¿Como funciona el rebote?

la varita mágica de la reactivación

Hasta hoy la varita mágica de la reactivación económica había sido el crédito. Ingentes cantidades de crédito en todas las formas y tamaños, a cual más apetecible, para estimular un consumo reacio a gastar. Pero el abuso de la magia, retrasando la crisis una y otra vez, a acabado precipitando una recesión galopante de unas proporciones inauditas, y ya no hay sortilegio que pueda con ella.

Una diferencia cualitativa fundamental respecto a otras depresiones es la Globalización, la habilidad del capital y la producción de desplazarse alrededor del globo sin restricciones.

La Globalización implica que las medidas anticíclicas tradicionales dejan de funcionar o tienen resultados inesperados. Los estímulos a la economía del R. U. en 1986 no consiguieron aumentar el PIB británico sino que aumentaron la inflación y las importaciones. La impresionante expansión del gasto público japonés en los 90 no sacó al gigante nipón del estancamiento sino que acabó hinchando los valores de Wall Street.

En condiciones de Globalización puede perfectamente ocurrir que los estímulos fiscales para reactivar la producción y el empleo "funcionen", pero en países distintos del nuestro.

Estimular el consumo mediante rebajas de impuestos o "cheques de estímulo" puede que estimule la producción en ... "China". Nada impide que las ayudas a las multinacionales del motor para que fabriquen nuevos modelos ecológicos se inviertan en .... el sudeste asiático.

Por otro lado la globalización y las políticas neoliberales han limitado, sino suprimido, la capacidad de maniobra monetaria de los países. Ya no podemos devaluar la peseta para estimular las exportaciones y frenar las importaciones, estimulando así la producción y el empleo autóctonos.

Si los desequilibrios presupuestarios generalizados, resultado de las medidas anticrisis, no consiguen reactivar la economía, se irá consolidado un estado de estanflación deflacionaria (deflación encubierta por una expansión monetaria fiduciaria) permanente y creciente que seguirá socabando el poder adquisitivo de pensionistas y asalariados, bloqueando el crédito, deprimiendo el consumo y profundizando aún más el estancamiento y la depresión.

En un mundo globalizado, un euro adicional en el bolsillo no significa que se gastará en comprar a una empresa española, generando empleo, sino seguramente a una china. Mientras no se reequilibren las condiciones laborales "globales" y se impida el dumping social y ecológico que defienden las multinacionales, las medidas "keynesianas" anticrisis carecen de su anterior eficacia.

La solución a la crisis

La capacidad productiva está íntegramente organizada para un tipo de producción para ricos que ha declarado la guerra al planeta. Sólo la redistribución de la renta y la riqueza podrá generar una demanda para un tejido productivo que se habrá de readaptar de pies a cabeza para cubrir las necesidades, "racionales" y sostenibles, insatisfechas y perentorias de la gran mayoría de la población.

Así pues, cualquier andamiaje para frenar la crisis sistémica exige una cimentación sólida que no es otra que la redistribución real de la renta y la riqueza. Se trata simplemente de que los trabajadores ganen lo suficiente para poder adquirir lo que producen. Las inyecciones monetarias, si no van acompañadas de redistribución, pierden casi inmediatamente su efecto estimulante en las condiciones actuales de deflación encubierta y se convierten en combustible de la estanflación.

Los organismos e instituciones internacionales deberán reconstituirse para hacer efectiva a nivel planetario la carta de los derechos humanos.

Hay que arrancar a la Organización Mundial de Comercio de las garras de las multinacionales para convertirla en una Organización Mundial del Comercio Justo que prohíba de raíz el dumping social y ecológico que nos ha conducido a la situación de sobreproducción y desastre medioambiental para el beneficio exclusivo y criminal de unos pocos ejecutivos sin escrúpulos enrocados en las poderosas cabinas de mando de las multinacionales.

Hay que bloquear cualquier transacción con los paraísos fiscales, verdaderas cuevas de Alí Babá de la riqueza improductiva arrancada a los productores explotados del planeta.

El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional habrán de reconvertirse en instituciones de salvaguardia de un sistema monetario al servicio de la actividad económica sostenible y no al de la manipulación, el robo , el atesoramiento y la especulación.

Si no se procede pronto y masivamente en esta dirección, llegado el momento, la bancarrota norteamericana se hará realidad con el resultado de la huída masiva hacia cualquier otro depósito de valor distinto del color verde. Entonces habremos entrado de lleno en el peor de los escenarios "imposibles", tan imposible como todo lo que ha venido ocurriendo estos últimos meses.